Mi madre, no es la persona de la cual aprendí lo que sé sobre bordados, tampoco fue la persona que hiciera que en mí naciera el amor por las labores; ella es una profesional, que ha dedicado toda su vida a la dulce labor de la docencia, con Masters en Psicología y Ciencias de la Educación.
Mi curiosidad por las labores y sobretodo por los bordados, se lo debo a mis tías abuelas, hermanas de mi abuelo materno, que a lo largo de los años, fueron coleccionando infinidad de materiales para bordar. Esos tesoros de bordados y materiales que ellas solían revisar -así como hacemos nosotras con nuestro stash- fueron los que hicieron despertar mi curiosidad y luego mi amor por este arte.
Mis tías: Rebecca, Lucila y Graciela, solían sentarse a revisar "sus cositas", y por ende a recordar tiempos pasados; mis recuerdos se remontan a cuando tenía apenas 6 años, cuando mi madre nos llevaba de visita a la casa de mi bisabuela Susana que era muy mayor... Ellas fueron las primeras que me hablaron sobre telas, materiales, técnicas y puntadas. En la época que a ellas les tocó vivir, aprender diversidad de tipos de labores, como ganchillo, tejer, bordar, zurcir, etc, etc, era parte muy importante de "las cosas que una mujer debe saber para ser buena esposa, madre y ama de casa". Ninguna de ellas se casó, por lo que sus conocimientos no fueron transmitidos a sus descendencias; pero he aquí que yo, su sobrina nieta número tropecientos, creo ser la única que tuvo el privilegio de haber heredado muchos de esos tesoros, y sobretodo el amor que llevo dentro por este hermoso arte.
Mi madre ha contribuido lo suyo; aunque a veces me dice que ¿Qué voy a hacer con todos mis bordados y todo lo que tengo, si no tengo hijas?? -Ahhh, pero tengo hijos, que admiran lo que hago, y tengo 2 ahijadas, Michelle y Elia!!-... Pero en fin, aunque a veces ella no comprende que le dedique tantas horas de mi vida a bordar y demás manualidades, no deja de admirar, valorar y apreciar mis trabajos. Es más, siempre que va de viaje y le pido algo , me lo consigue!
Hace unos meses le dije que si tenía tiempo de buscar entre las cosas que ella tiene guardadas -muchas de las cuales son mías y que ella ha guardado cada vez que me he mudado o no tengo sitio donde guardar- o si tiene oportunidad de ir a un trastero o mercado de labores, piense en mi y busque telas, cintas, abalorios, grecas, hilos, encajes, lo que sea que ella vea que yo puedo usar en mis trabajos.
Ahora se encuentra de viaje y hace unos días me envió un paquete con cintas y abalorios:
Las lentejuelas, canutillos y abalorios de estas pequeñas canastas, son muy antiguos.
Sartas de abalorios, de muchos colores y tamaños, todos de excelente calidad.
Mi curiosidad por las labores y sobretodo por los bordados, se lo debo a mis tías abuelas, hermanas de mi abuelo materno, que a lo largo de los años, fueron coleccionando infinidad de materiales para bordar. Esos tesoros de bordados y materiales que ellas solían revisar -así como hacemos nosotras con nuestro stash- fueron los que hicieron despertar mi curiosidad y luego mi amor por este arte.
Mis tías: Rebecca, Lucila y Graciela, solían sentarse a revisar "sus cositas", y por ende a recordar tiempos pasados; mis recuerdos se remontan a cuando tenía apenas 6 años, cuando mi madre nos llevaba de visita a la casa de mi bisabuela Susana que era muy mayor... Ellas fueron las primeras que me hablaron sobre telas, materiales, técnicas y puntadas. En la época que a ellas les tocó vivir, aprender diversidad de tipos de labores, como ganchillo, tejer, bordar, zurcir, etc, etc, era parte muy importante de "las cosas que una mujer debe saber para ser buena esposa, madre y ama de casa". Ninguna de ellas se casó, por lo que sus conocimientos no fueron transmitidos a sus descendencias; pero he aquí que yo, su sobrina nieta número tropecientos, creo ser la única que tuvo el privilegio de haber heredado muchos de esos tesoros, y sobretodo el amor que llevo dentro por este hermoso arte.
Mi madre ha contribuido lo suyo; aunque a veces me dice que ¿Qué voy a hacer con todos mis bordados y todo lo que tengo, si no tengo hijas?? -Ahhh, pero tengo hijos, que admiran lo que hago, y tengo 2 ahijadas, Michelle y Elia!!-... Pero en fin, aunque a veces ella no comprende que le dedique tantas horas de mi vida a bordar y demás manualidades, no deja de admirar, valorar y apreciar mis trabajos. Es más, siempre que va de viaje y le pido algo , me lo consigue!
Hace unos meses le dije que si tenía tiempo de buscar entre las cosas que ella tiene guardadas -muchas de las cuales son mías y que ella ha guardado cada vez que me he mudado o no tengo sitio donde guardar- o si tiene oportunidad de ir a un trastero o mercado de labores, piense en mi y busque telas, cintas, abalorios, grecas, hilos, encajes, lo que sea que ella vea que yo puedo usar en mis trabajos.
Ahora se encuentra de viaje y hace unos días me envió un paquete con cintas y abalorios:
Las lentejuelas, canutillos y abalorios de estas pequeñas canastas, son muy antiguos.
Sartas de abalorios, de muchos colores y tamaños, todos de excelente calidad.
Ahhh , no olvides los encajes y las grecas!! :)
Editado 22:30 PM:
Debo aclarar que mis tías abuelas no fueron quienes me ensañaron a bordar, eso se lo debo a otras personas; pero si fueron quienes, siendo una niña, sembraron la semilla que germinó varios años después. Cuando ellas ya eran bastante mayores, un día les pedí que cuando llegase el tiempo, me heredarán parte de sus tesoros, y así lo hicieron.
Nadie en mi familia me enseñó a bordar, mucho menos en la escuela, mi maestra de labores era muy displicente y me pesaba asistir a sus clases, aunque algo asimilé. Fue un proceso largo, aprendiendo poco a poco de personas que iba conociendo, que amaban y disfrutaban lo que hacían; en gran medida fue de forma autodidacta, a través de libros y artesanos; hasta hace unos 18 años atrás, en que empecé a tomar clases y cursos con diseñadores y profesores de bordado, en los diferentes viajes que hacía y cuando tenía oportunidad.
Llevo más de 35 años bordando; he aprendido de tanta gente maravillosa, que cada una de ellas ocupa un lugar muy especial en mi corazón y mis recuerdos. Cada día que pasa aprendo algo nuevo, es un proceso que nunca va a terminar.
Mientras avanzo en mi viaje por la vida acompañada de mis bordados, aprendo cuando me aventuro en una nueva labor; cuando enseño a otras bordadoras lo poco que yo sé; cuando admiro y me inspiro con las labores y el arte de otras bordadoras; cuando voy a los museos, exhibiciones y ferias de labores. En fin, las fuentes de aprendizaje están más al alcancé de nuestras manos, ahora que contamos con una herramienta tan fabulosa como es el Internet.
Nadie en mi familia me enseñó a bordar, mucho menos en la escuela, mi maestra de labores era muy displicente y me pesaba asistir a sus clases, aunque algo asimilé. Fue un proceso largo, aprendiendo poco a poco de personas que iba conociendo, que amaban y disfrutaban lo que hacían; en gran medida fue de forma autodidacta, a través de libros y artesanos; hasta hace unos 18 años atrás, en que empecé a tomar clases y cursos con diseñadores y profesores de bordado, en los diferentes viajes que hacía y cuando tenía oportunidad.
Llevo más de 35 años bordando; he aprendido de tanta gente maravillosa, que cada una de ellas ocupa un lugar muy especial en mi corazón y mis recuerdos. Cada día que pasa aprendo algo nuevo, es un proceso que nunca va a terminar.
Mientras avanzo en mi viaje por la vida acompañada de mis bordados, aprendo cuando me aventuro en una nueva labor; cuando enseño a otras bordadoras lo poco que yo sé; cuando admiro y me inspiro con las labores y el arte de otras bordadoras; cuando voy a los museos, exhibiciones y ferias de labores. En fin, las fuentes de aprendizaje están más al alcancé de nuestras manos, ahora que contamos con una herramienta tan fabulosa como es el Internet.
Qué bueno que nunca dejaré de aprender!!
Hola Mayté, yo no he tenido nunca quien me enseñe a bordar, coser y demás labores de aguja. En mi familia soy la única que cose, eso sí mi madre y mi hermana aprecian mucho las labores que hago. Yo creo que todos apreciamos la belleza aunque no la creemos.
ResponderEliminarSaludos
Mira por dónde Mayté tenemos otra cosa en común, mi madre tampoco bordó nunca por los mismos motivos que la tuya, por ser una mujer profesional dedicada a su carrera y por algunos otros motivos...
ResponderEliminarLos regalos que te han comprado son preciosos, ha tenido muy buen gusto, espero los disfrutes!
Mi abuela es la que hizo nacer en mi ese gusanillo por las telas , los hilos y las agujas , tenia unas manos de oro para los bordados ,cuando miro tus bordados tan perfectos siempre me acuerdo de los de mi abuela , nunca sabias si mirabas el delantero o el trasero porque eran practicamente iguales.
ResponderEliminarBonitos abalorios , bien seguro es ,que haras con ellos maravillas.
Un abrazo , Anna B
Hola, yo estoy igual, mi madre no me enseño a bordar, en la familia yo soy la única que borda y tampoco tengo hijas tengo dos hijos, te felicito por tus regalos.
ResponderEliminarbesos
Mi abuela era "sastra" y por ello desde pequeña llevo viendo la maquina de coser Singer, la negra con adornos dorados. A mi madre le enseñó a coser a maquina y aunque ella dice que no es una manitas, todo lo que se propone lo hace y lo hace perfecto.
ResponderEliminarSu hermana, mi tia Vila, cosía más a aguja, y aunque no bordaba, ella nos hacía a mis hermanas y a mí, aquel "costurero" que llamaban en las clases de labores del cole, y que consistia en un trozo de tela blanco donde ibamos haciendo muestras de festones y vainicas, por supuesto a la profesora no le colaba que lo hicieramos nosotras....Tampoco a mí estas clases de labores me interesaban mcuho.
A mis dos hermanas da pena y dolor verlas coger una aguja,.....Y yo lo unico que sé es que desde siempre me llamaron la atención las telas y los bordados....y el arte y el encanto de todas las cosas hechas a mano.
María, a mi madre siempre le ha gustado coser a máquina; cuando éramos niñas y adolescentes, nos cosía ropa para toda ocasión especial. Ella también tenía una máquina Singer de las antiguas, con adornos dorados!! Que todavía conserva como una reliquia.
ResponderEliminarYo no soy buena para la costura a máquina, ella y yo solo tenemos relaciones diplomáticas: yo la busco cuando no me queda otra opción y ella me presta sus servicios a regañadientes LOL.
Guardo con mucho cariños los recuerdos de mi madre sentada a la máquina de coser.. que tiempos más bonitos!!
Gladys, en alguna vida anterior debimos ser almas hermanas!! Tenemos mucho en común y eso me alegra mucho :)
ResponderEliminarGracias, a todas, por esta amena conversación!!
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarMe ha encantado este post! Y también quisiera compartir mis inicios, tampoco fue mi madre quien me contagió la pasión por el punto de cruz, ni mi abuela, que cosía como los ángeles, pero no bordaba. Fue una queridísima amiga, quien me inició en el punto de cruz, como remedio para sobrellevar una larga recuperación de una intervención que me tuvo tres meses en casa. Ella me trajo todo lo necesario, me enseño con muchísima paciencia y guió mis primeros pasos. Desde entonces, hace ya más de quince años, hasta la fecha....
Un abrazo!
Anna